jueves, 18 de septiembre de 2008

Cartografías

Cada biblioteca, además del orden físico de los libros en los estantes: alfabético, por nacionalidad del autor, época y/o género del texto, variado o simple desorden, tiene al menos para mí— una cartografía sutil, personal. Un mapa que van trazando las lecturas, los momentos, los encuentros. A veces, dos lecturas lejanas en el tiempo ocupan un lugar cercano en ese mapa, puede ser por el clima, por el olor del libro, por la consistencia de algunos personajes, por el gusto que deja en la boca, o por nada de eso. Sólo porque sí, un lector sabe que esas palabras son vecinas, que andan por el mismo terreno.
Ayer terminé de leer El mapa imposible, de Liliana Bodoc (deslumbrante, por cierto). En el mapa de mi biblioteca El mapa imposible queda cerca de Los caminos de la luna, de Juan Farías, y es un lugar que vale la pena recorrer.